martes, 10 de septiembre de 2013

Taller literario



Taller literario
 
  Me contaron que va a un taller literario. ¿Qué es eso?”
  “Nada del otro mundo. Primero, se toma el té a la norteamericana, o sea, no te lo sirven. Luego, llegan los retrasados por el tránsito o porque se olvidaron de la hora. Después, la directora da la bienvenida a unos sujetos nuevos (siempre hay nuevos, y nadie sabe cuánto van a durar). Después, un tal Fernando lee un episodio de Káliman, no sé bien si está preparando una serie de televisión. Entonces se hace un silencio. Un señor imponente de aspecto y (según la directora) con varios premios a su favor, lee un largo cuento para quienes saben adivinar las palabras, porque no oigo bien y no entiendo el argumento. Rodolfo toma notas. Yo pongo cara de atención, no vayan a decir que soy maleducado. (Entre nosotros,  el taller es en  un barrio fino).”
  “¿Y usted para que va?”
  “Me arrastraron, pues estaba acabando mi vida, y dijeron: “Ahora puede perder un poco de tiempo, total…”  El otro día una mujer cuidada de rostro, leyó un  cuento en lengua ordinaria que hace diez años viene preparando. Usted se imagina, ¿qué valioso debe ser escribir con tanto esmero? Como usted me resulta simpática le voy a decir la verdad: voy a oír los poemas de Tomás, un muchacho que juega con las palabras como hace Joan Miró con los colores. Puede ser que no te guste el conjunto. Sin embargo, ¡qué envidia! ¿Cómo se hace para escribir como los ángeles (no sé si cree en ellos, yo sí) y hacer rodar cascadas de verbos y rancias resonancias?”
   “¿Y usted va sólo para oír?”
   “No. Voy a guardar algunas de esos inventos para usarlos en el momento oportuno. Y preguntar a la directora, cómo se hace con los perros de la calle. Sabe mucho de eso.”

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