Martes de carnaval
Se encontraban
los amigos en Mar del Plata. Eran muy unidos. Salían en bicicleta, o cabalgaban
por las afueras, o jugaban a distintos deportes. Les gustaba nadar, y sobre
todo – en aquellos tiempos – jugar a la canasta, para estar con las hermanas de
los otros.
Se acercaban los días de carnaval. La abuela de José Santos Cavedo,
brava gallega, sugirió que hicieran un baile de disfraz en la casa. Los demás
también tenían amplias viviendas. Sin embargo, quedó establecido que el baile
sería allí. ¿Cuándo se haría? Dos o tres días seguidos eran impensables.
Decidieron que fuera el martes de las carnestolendas, el día antes de la
Cuaresma.
Los disfraces eran ocurrentes y con facilidad se descubrían los rostros
enmascarados. Uno apareció vestido de payaso, tanta amaba a esos personajes del
circo que lo hacían reír como loco desde la infancia. La careta era especial;
le cubría casi toda la cabeza y la nariz era larga. Las chicas querían bailar
con él, pues era eximio en la danza, aunque cada una gritaba cuando recibía un
toque de esa nariz de careta.
Estaban Carlos (un poco duro para moverse), Cándido (severo hasta en el
baile), López Osornio (el descendiente de Rosas), Artemio (un poco fayuto según
los más estudiados), Ignacio (el deseado de las azaleas allí presentes),
Cervantes Luro (¡qué apellido le había tocado!) y muchos otros. A las hermanas
y amigas sólo debían traer antifaz, y ganaban un premio, cuando reconocían con quiénes habían bailado. La intriga era
aquel payaso divertido, el de la nariz inmensa, no mencionado en la lista
anterior. “Es un mentiroso”, decían. “Pinocho”, le pusieron de sobrenombre.
Demasiado para el frágil muchacho que
envidiaba los escritos de Carlo Lorenzini (Collodi). Nadie lo descubrió.
Al día
siguiente, miércoles de ceniza, como se llamaba la novela de Mugica Láinez, el
payaso tomo una decisión consciente e irrevocable, sobre la cual nadie se
enteré, sino después de Pascua: iba a consagrarse al servicio de los demás. El
padre exasperado le dijo: “Con tal que no lucres en ese servicio, como he visto
a otros”.
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