61
Mi padre y yo
Dijo Jesús:
Yo soy el Camino, la Verdad y la
Vida. Nadie va al Padre sino por mí.
Si me conocen a mí, conocerán también al
Padre.
Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre está en mí.
Juan 14:6-7.11
El niño dijo a su padre:
- La oscuridad es
horrible.
-
No, hijo, no es horrible, - y me tomó de la mano-. Nada es horrible cuando creemos en Dios.
Me sentí solitario y miedoso, por no poder experimentar
lo mismo que mi padre. Me parecía insoportable que Dios estuviera presente también en la
oscuridad, debajo de los árboles, sin poder verlo. La idea me encogía el
corazón.
Entonces, cuando dábamos vuelta el camino,
oímos un estrépito detrás de nosotros. Despertamos de los pensamientos. Mi
padre me tiró hacia un costado, mientras un tren negro pasaba.
-
¿Qué tren es éste? A esta hora no pasa ninguno,
- dijo.
Lo miramos con terror, la máquina antigua
movida con fuego tiraba chispas al aire. El conductor se perfilaba a través de
la luz ígnea, pálido, inmóvil, como piedra, mirando hacia un túnel infinito.
Después, la noche se tragó el tren.
Mi padre me llevó a casa. Caminamos en silencio.
-
¡Qué tren extraño y antiguo! No reconocí al
conductor. ¿Un tren a
carbón?
Mi
cuerpo temblaba a causa de una angustia desconocida, de la cual mi padre no me
podía proteger. Así resultó la vida para mí, no como la de él, en donde todo
era seguro y cierto. Tuve que aprender a caminar ardiendo en medio de fríos
impensados.
No hay comentarios:
Publicar un comentario