53 Parábola
del hombre abandonado
Decía a todos:
Si alguien ser mi discípulo, niéguese a sí mismo,
tome su cruz de cada día, y sígame.
Porque quien quiera salvar su vida, la perderá;
y quien pierda su vida por mí,
ése la salvará. Lucas 9: 23-24
En aquel
tiempo dijo el maestro esta parábola:
Un hombre tenía muchos amigos por quiénes se desvivía y a
quiénes con generosidad regalaba.
De improviso, el hombre quedó
sin trabajo y cayó enfermo de gravedad.
Pensaba que sus amigos
correrían a ayudarlo en esas circunstancias.
En cambio, todos
desaparecieron y dijeron sus excusas: «Tenía que atender mi taller», dijo uno.
«Tenía mi suegra enferma», dijo otro. Y un
tercero dijo: «Hace poco abrí un negocio nuevo».
Solo una monjita y un hombre
sin estudios fueron a visitarlo y a llevarle un poco de consuelo y sostén.
También una anciana tía lo
acompañaba.
Cuando el hombre sane, ¿a
quiénes piensan ustedes que tratará como amigos?, preguntó el maestro.
A esos últimos, dijeron los discípulos.
¿Y qué hará con los primeros?, volvió a preguntar el maestro.
Los alejará de su presencia a
causa de su egoísmo, respondieron ellos.
En verdad les digo – concluyó el maestro - los atenderá el doble más que
antes porque necesitan sanarse.
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