miércoles, 3 de septiembre de 2014

86 Ryan y Sara Demont

86 Ryan y Sarah Demont

   Los conocí en casa de Mike y Edith Mares. Eran treinteañeros. Estaban casados y no tenían hijos. Sarah, la hija, miraba con ojos opacos, o quizá fuera sólo mi impresión.
   La comida era en el jardín, un barbecue, como llaman allá al asado. Me conformé con un poco de ensalada roja y verde de una lechuga arepollada.
   Sin proponérmelo quedé sentado junto a Sarah. Me contó la pena que tenían por no tener hijos. Ryan trabajaba mucho y ella también. Entonces le dije: "Ustedes tienen casa pero no hogar. Repuso: "
- Pronto tendremos nuestro hogar en otro sitio.
   Se acercó el joven marido y les espeté: 
- ¿Por qué no vienen el sábado que viene a las nueve para recibir una bendición especial pidiendo los hijos que quieren? Aceptaron.

   El día apuntado estaba un poco nervioso porque había pasado la hora y no llegaban. Allí rige la puntualidad. Sin embargo, unos minutos después entraron. La imposición de manos a los dos arrodillados duró media hora. Al terminar se sentaron unos minutos, con ojos brillantes y oyeron que les decía: 
- Los hijos vienen cuando se prepara un nido. Deberán hacer ajustes (tweaks, dije) sobre horarios y tiempos dedicados al amor.

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