En el restaurant
Eramos cuatro comensales para un desayuno Americano. Los platos ovalados inundaban la mesa. Además había platos pequeños par alas tostadas y cada taza también tenía su apoyo. Con los vasos con Agua, el frasco de la miel, el jarabe para quien había pedido waffles franceses, los recipients de las mermeladas, el ktchup y la mostaza, la table resultaba chica. Tuve que poner mi cuaderno rojo en el asiento de cuero verde, junto a mi.
Eduardo se sentía content porque
Bruce estaba en uno de sus días Buenos, en que sonreía, y recordaba algunas cosas. Elizabeth, la hija médica
hab=a venido del hospital con su atuendo Rosado y su identificación, Era alta,
ya con algunas canas que el tinte no disimulaba, y alegraba la mesa. Le
gusrtaba ver a su padre con los antiguos amigos, en especial conmigo que lo
había recibido en Bogotáa treinta aШos antes, cuando había ido como medico sin frontera a la region de Pasto.
Cuando terminamos, por various motivos los tres se levantaron de la
mesa, y quedé solo. Me dediquéa juntar platos grandes y pequeños, tazas y vasos
en grupos, y los fui llevando al lugar en donde los colocaba el único mozo
varón dedicado a esa tarea, que exhaust iba y venía en el recinto replete de
gente. Entonces, desde la mesa cercana una mujer sonrientre de rostro Filipino
preguntó: ¿Es cliente o sirviente?
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