miércoles, 12 de marzo de 2014

63 Maravillas guaraníes



63 Maravillas guaraníes
   En Paraguay quedan los mejores restos de las misiones cristianas en los s. XVII-XVIII. Lo que ven los ojos sólo puede contarlo el corazón. Es vital saber cuáles son esas reliquias.
   Se trata de enormes aldeas alrededor de una plaza inmensa (“plaza de armas”) A esa plaza miran el templo principal y las casas de los indios guaraníes. Junto al portal que da ingreso a la plaza hay la torre del vigía con las campanas. A un lado del tempo hay un claustro con un jardín privado que usaban los Patres, los caciques y los niños del colegio.  Rodean al claustro, la biblioteca, el archivo, las despensas, los talleres especiales. Las casas y demás habitaciones dan a unas largas galerías con techo asentado en columnas: son los corredores yeré, que se usa en aquel país hasta hoy.
   Cocineros y otros trabajadores se levantan a las 5 de la mañana, con los Patres. El resto a las 5.30 para media hora de oración.
   Hay un Pater o dos a lo sumo. La misión jesuita es dirigida por un consejo de caciques. Ellos deciden los horarios, las tareas, los viajes, las compras, las ventas y todo lo que atañe a la vida material. El padre celebra los sacramentos, atiende las confesiones, y se dedica a tareas de índole cultural o espiritual. Así si es músico, enseña a cantar y a tocar instrumentos; si es arquitecto, diseña hasta el último detalle la construcción de los edificios; si es escultor, tiene un grupo de alumnos que copia exactamente (y mejor) al maestro; si es lingüista, se dedica a componer diccionarios, libros en guaraní y catecismos. Las misiones tienen las imprentas más famosas, que no hay en ninguna ciudad.
   Algunos museos, como el de San Cosme y San Damián, y el de Santa Rosa, guardan  apiñadas asombrosas imágenes o grupos con sus colores y su oro original. Sólo quien ha visto estas cosas pasmosas puede dar testimonio del nivel espiritual al que habían  llegado los guaraníes. ¿Qué quedará de  esta riqueza cultural? Esperamos que no suceda lo que hizo el dictador José Gaspar Rodríguez de Francia (1766-1840) con los restos guaraníes en la actual provincia de Misiones: arrasó con todo lo que pudo, pese a la política de buena vecindad con otro dictador José Manuel de Rosas.

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